La sumisión cristiana es un tema que ha generado debates y controversias a lo largo de la historia de la Iglesia. Una de las referencias bíblicas más citadas en este contexto es Efesios 5:21: «Someteos unos a otros en el temor de Cristo». En este artículo, exploraremos este pasaje y reflexionaremos sobre la importancia y el significado de la sumisión cristiana.
Contexto bíblico de Efesios 5:21
Antes de profundizar en el versículo en cuestión, es importante comprender el contexto en el que se encuentra. El apóstol Pablo escribió la carta a los efesios para enseñar y exhortar a esta comunidad de creyentes en cómo vivir una vida cristiana auténtica.
En los versículos anteriores, Pablo habla sobre la conducta que debe caracterizar a los seguidores de Cristo en diferentes ámbitos de la vida.
Pero más importante aún es entender que este versículo es parte integral de lo que dice Pablo en las relaciones familiares, como también como una de las formas que el mismo ha determinado para ser lleno del Espíritu Santo. Esto hace que entendamos que nuestra sumisión no solamente es parte de la voluntad de Dios para nuestras vidas, sino también para que seamos llenos de la plenitud del Espíritu de Cristo. Es decir, la sumisión cristiana forma parte del camino de crecer en santidad conforme a la imagen de Cristo.
La sumisión mutua en el contexto cristiano
En Efesios 5:21, Pablo exhorta a los creyentes a someterse mutuamente en el temor de Cristo. Esta idea de sumisión mutua destaca la importancia de las relaciones de amor y respeto dentro de la comunidad cristiana. No se trata de una sumisión unilateral o de ejercer poder sobre los demás, sino de un acto de amor y servicio voluntario.
En este sentido, debemos entender que la sumisión es parte de la relación existente entre los miembros de la iglesia. Esto significa someternos a su exhortación y corrección, servir humildemente a estos, y darles el honor que Dios nos ordena que le debemos dar.
La autoridad delegada y el ejemplo de Cristo
Un aspecto clave para entender la sumisión cristiana es que toda autoridad humana es una autoridad delegada. Esto significa que todas las formas de gobierno y autoridad en la sociedad humana provienen en última instancia de Dios.
El Señor, según el mismo libro de Efesios, es quien recibe toda autoridad en el cielo y en la tierra (Ef. 1:20-22), y quien determina quienes serán esas autoridades. Esto mismo lo vemos en Daniel, donde se nos dice que Él es quien quita y pone reyes (Dn. 2:20-23). Igualmente, en Romanos 13:2, Pablo habla de que las autoridades que existen lo hacen por Él.
Por tanto, nuestra sumisión a Cristo, se traduce una sumisión a las autoridades humanas y nuestra sumisión a las autoridades humanas debe estar regida estrictamente por nuestra sumisión a Cristo.
La sumisión en el contexto eclesial
La sumisión también se aplica en el contexto de la Iglesia, donde los líderes y los miembros deben someterse unos a otros en amor y respeto. Esto implica una actitud de humildad y disposición para servir a los demás.
Sin embargo, es importante tener claro que esta sumisión no significa una sumisión ciega y sin discernimiento, sino una sumisión guiada por los principios bíblicos y el liderazgo genuino.
Pablo dice que nuestra sumisión deber ser por reverencia a Cristo, esto significa no solamente nuestra motivación, sino también nuestro límite. Cuando cristo no es honrado y reverenciado en nuestra sumisión, debemos abstenernos y en algunas ocasiones rebelarnos a la autoridad por la sumisión que debemos al Señor.
Conclusión
La sumisión cristiana, basada en el pasaje de Efesios 5:21, es un llamado a relaciones de amor, servicio y respeto mutuo dentro de la comunidad cristiana. Es crucial comprender que la sumisión no implica una subordinación inferior o una pérdida de identidad, sino una respuesta voluntaria y gozosa al amor y liderazgo de Cristo. Como creyentes, nuestro modelo debe ser Cristo, quien ejerció su autoridad con amor y humildad.
A lo largo de este artículo, hemos reflexionado sobre la importancia y el significado de la sumisión cristiana a la luz del pasaje de Efesios 5:21. En última instancia, este llamado a la sumisión mutua nos desafía a vivir una vida de amor y servicio, siguiendo el ejemplo de Cristo y buscando el bienestar y el crecimiento mutuo en la comunidad de fe.