Cuando pensamos en inteligencia, solemos imaginar habilidades mentales, razonamiento lógico o capacidad de aprendizaje. Sin embargo, la Biblia ofrece una visión mucho más rica y profunda del concepto.
En sus páginas, la inteligencia no se reduce a lo intelectual, sino que abarca dimensiones morales, espirituales y prácticas. Este estudio busca explorar cómo las Escrituras definen la inteligencia, qué implicaciones tiene para nuestra vida diaria y cómo refleja el carácter mismo de Dios.
El significado de la inteligencia según la Biblia
Como es de esperarse de las Escrituras, sus conceptos no se encajonan en una sola forma, sino que tienen diferentes usos y perspectivas. Estas perspectivas a su vez nos ayudarán a entender mejor como nosotros debemos comprender la inteligencia.
El significado moral
En las Escrituras la inteligencia no es vista como una mera habilidad intelectual para resolver conflictos o adquirir conocimientos, es más bien la capacidad de apartarse del mal y vivir en conformidad a Dios (Job. 28:28). Es principalmente una capacidad de obedecer y apegarse a los mandamientos de Dios con obediencia (Deu. 4:6).
En este sentido, en muchas ocasiones el término inteligencia cobra un significado bíblico similar y casi sinónimo con la sabiduría divina (Pr. 3:5, 13; Pr. 5:1; 7:4; 14:29). Esto significa que la inteligencia no es otra cosa que una capacidad de vivir la vida conforme a los mandamientos de Dios, con entendimiento e integridad.
Significado de habilidad
Al igual que la sabiduría, en ocasiones su significado tiene una aplicación a ciertas aptitudes o capacidades dadas por Dios al hombre. Tenemos algunos ejemplos claros en las Escrituras:
- Primero, Dios mismo afirma ser un artífice inteligente en la creación (Jer. 10:12; Pr. 3:19).
- Se usa para describir a Hiriam, un artífice en bronce que participo en la construcción del templo de Salomón (1 Re. 7:14).
- Y para el tabernáculo, donde Bezalael fue lleno de inteligencia y capacidad creativa para crear distintos elementos para la construcción (Ex. 31:1-3, 30-32).
Estos ejemplos nos muestran que la inteligencia que Dios da no solamente no es simplemente de carácter moral. Si no que también se traduce en la capacidad de ejecutar un oficio manual, aplicándose esto no solo a estos tipos de oficios, sino de toda vocación legitima que se haga con excelencia.
Significado intelectual
Este significado es uno de los menos frecuentes, pero también puede ser visto en algunos pasajes, sobre todo en personajes como Salomón y Daniel. Nosotros vemos que su inteligencia se relaciona directamente con aspectos intelectuales como el buen juicio, la interpretación de misterios y la escritura de proverbios (1 Re. 3:9-12; Dn. 5:12). En algunas ocasiones, esto está ligado al conocimiento y el aprendizaje (Pr. 2:6; Dn. 1:17).
La inteligencia de Dios en la biblia
En Proverbios 9:10 leemos “el conocimiento del Santo es inteligencia”, si entendemos que el conocimiento de Dios es infinito, entonces también debe serlo su inteligencia. La Escritura señala la inteligencia de Dios de múltiples maneras, pero la evidencia más clara es la creación misma, obra de una mente maestra, creativa y totalmente capaz.
La inteligencia es parte de los atributos de Dios, equivalente a su sabiduría. La inteligencia de Dios en la biblia muestra la capacidad de Dios de proceder y orquestar el mundo de una forma coherente, creativa y lógica. Su inteligencia, aunada a su soberanía y providencia divina, es la que escribe historia misma de la humanidad para su propia gloria.
¿Dios nos dio inteligencia?
Esta pregunta es de vital importancia. Pero hay dos formas de contestarla:
Primero, debemos decir que al nosotros ser imagen y semejanza de Dios, y Dios siendo inteligente en sus atributos, nosotros somos de forma semejante inteligente (Job. 38:3). No obstante, el pecado ha hecho que nuestra inteligencia se torne en una dirección contraria a lo que hemos definido como verdadera inteligencia al principio de este artículo (de allí la importancia de ver los tipos de sabiduría de los que habla la biblia).
Esto nos lleva al segundo punto. La inteligencia es un don de Dios, pero no en el sentido general, sino en el sentido particular. En cuanto esto vemos que el libro de proverbios nos menciona la inteligencia como un don de Dios (Pr. 2:6), al igual que vemos este don entregado en la vida de Daniel y sus amigos (Dn. 1:17), o cuando vemos a los artesanos del tabernáculo (Ex. 31:3). Por este motivo oramos y buscamos la “inteligencia” (es decir, la sabiduría, Stg. 1:5).
Conclusión
La inteligencia, según la Biblia, va mucho más allá del conocimiento o las habilidades mentales. Es, en esencia, una vida vivida con sabiduría, obediencia y reverencia a Dios. Se manifiesta en nuestra capacidad de alejarnos del mal, actuar con integridad, ejecutar bien nuestras vocaciones y comprender los misterios espirituales.
Al observar la inteligencia de Dios reflejada en la creación y su obra providencial, entendemos que nuestra propia inteligencia es un reflejo —imperfecto pero real— de su imagen en nosotros. Por eso, no solo debemos valorar la inteligencia como una capacidad natural, sino buscarla activamente como un don que viene de lo alto, pidiéndola en oración, cultivándola con temor de Dios, y usándola para su gloria.